cuando la moderación es vivir aún peor
El Ministro de haciendo señor Montoro parece el malo de todas las películas que no quiere subvencionar el Ministro de educación, cultura y deporte. Nos dice que los salarios crecen moderadamente para no decir que van hacia atrás, que se reducen, que cada vez los trabajadores y los pensionistas cobran menos. Cobrar menos no equivale a moderación, sino a reducción, rebaja o recorte. Tampoco habla de las subidas de impuestos sobre la propiedad con la revisión del catastro. Ser propietario también se vuelve en una pesada carga para muchos que ya han tenido que bajar los alquileres. La propiedad urbana ha pasado de rendir un 7% a rendir un 4% o menos en función de las reparaciones y aumento de coste de los servicios. Y la moderación que dice el Ministro encubre una rebaja más que considerable del nivel de vida de todos. Mientras dice esto el Fondo Monetario Internacional advierte del casi nulo crecimiento económico español que no despejará la crisis y de las posibles nuevas caídas de empresas ahogadas por sus deudas corporativas. Las perspectivas reales no son buenas, más bien malas. Pero el Gobierno se ha empeñado en decir que todo va bien, que irá mejor, que salimos de la crisis y que en 2015, época de elecciones, habrá dinero. Mejor que nos digan la verdad para que podamos ajustar y moderar aún más nuestras previsiones. Si hemos de vivir peor, que no nos lo oculten. Preferimos como personas responsables saber la verdad de lo que nos espera, saben y no nos dicen. Quizás mejor ver una película de Charlot de aquellas que no gustaban a según quien que ostentaba el poder absoluto en las empresas y en la vida política. Charlot hablaba de realidades de su tiempo. Nosotros hemos de hacer futuro, prevenir el futuro de los que están y de los que se marchan con la formación pagada a dar lo mejor para otros países, corporaciones y centros de investigación en I+D. Hemos de lograr que tanta moderación no nos lleve a la desesperación de los muchos, quizás haya que desmoderar tanta moderación que se nos impone por Ley, Decreto Ley o como sea, siempre por una via legal, claro está. Quizás haya que moderar el ánimo legislativo reductor de los actuales gobernantes que blasonan de su poder absoluto. La esperanza es cambiar el entramado de tanta moderación reductora en las próximas elecciones, pues en democracia no hay otra esperanza ni vía.
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