Las lámparas cuelgan del techo
Las noticias que me llegan son preocupantes: aumenta la pobreza entre las llamadas clases medias en Cataluña; se habla del desprestigio, cada día más fuerte, de un sistema judicial que ya no puede ocultar que bajo el franquismo se cometieron crímenes contra la humanidad mientras muchos delincuentes gozan de la sensación de impunidad. Ha tenido que salir a la palestra el recién estrenado ministro del Interior para afirmar que sus guardias no dicen que los catalanes son “polacos de mierda”, sin anunciar si pondrá cámaras en los espacios cerrados como se hizo con Mossos d'Esquadra para evitar precisamente estas cosas. La delegada del Gobierno en Barcelona no salió a recibir a los diputados catalanes que acudieron a visitarla para manifestarle su indignación y la de muchos ciudadanos por el incidente ocurrido entre un joven letrado y un guardia en el aeropuerto de Barcelona. Que ahora niegan los guardias, que parece aquello de la palabra de uno contra la palabra del otro, con un ministro que se adelanta a dictar sentencia por televisión. Lástima que no se grabó el incidente. Moraleja: nunca dejes que te lleven a una habitación o cuarto a solas si no hay cámaras de video-vigilancia. La sociedad se pone en guardia contra la tiranía anunciada de la mayoría por aquello de "vamos a hacer lo que hay que hacer", que no nos dicen exactamente qué va a ser. Me entero por la tarde que el diputado francés René Dosière acaba de publicar el libro L'argent de l'Etat (El dinero del Estado) en la editorial Le Seuil, explicando el coste de los ministros -sueldo aparte- por personal, locales, comunicación... Qué bonito sería que algún diputado escribiera algo parecido en España haciendo estudios comparativos con otros países...
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