no me digas que es un sueño
by
Pau Miserachs
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dijous, 20 de juny del 2013 /
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derechos sociales,
libertad,
recentralización
Se vuelve a poner en discusión para qué sirven los parlamentos de las 17 autonomias actuales del Estado español. Las provincias sIguen siendo las mismas que ya habia en el siglo XIX aunque ha cambiado la asignación de competencias administrativas. Ahora descubrimos que la devolución a Catalunya de la Generalitat Republicana fue un solo un gesto de reconciliación con los vencidos en la guerra civil 1936/39, pero insincero. Los recortes y discusiones de las competencias devolver a Catalunya fueron cuidadosamente planteados para lograr el objetivo: cerrar el círculo consumando la supremacía del Estado sobre las regiones y nacionalidades históricas. En ello sigue el actual Estado gobernado por la mayoria absoluta conservadora que paga los sueldos y pensiones más bajos de Europa, que aún quiere recortar más en nombre de los objetivos del déficit, preparando el despido masivo de empleados públicos en nombre de la reorganizaciòn la administración pública. La recentralización desde el Estado es un hecho que aleja el poder de la base popular, rompe la tradicional autonomia del municipio y consagra el poder periférico a través de las diputaciones provinciales. En ese contexto el Parlamento catalán acusa el efecto recentralizador y el síndrome bipartidista espanyol con apoyos contranatura ideológica entre partidos, sin intención electoral conjunta, pero impidiendo llegar a fondo en investigaciones determinadas con diputados masa de los que se desconoce su independencia de voz y voto obligados por la disciplina parlamentaria. En el Parlament pues hay disciplina de grupo. Votos suman y quien los tiene gana. A eso reducimos la política. La democracia puede llegar a ser un sueño con el lobo feroz de la crisi despertandonos después de la siesta. Aún hay al menos quien alaba publicitariamente las bondades de una paella de marisco y una cerveza en la playa. La paella no es un sueño, como tampoco el verano. Los partidos parlamentarios actuales y el Parlament corren el riesgo de convertirse en un engranaje de una maquinaria política anticuada y desprestigiada. Pasen de ser diputados masa con su reglanento como vienen haciendo desde 1980 a ser diputados activos de pensamiento, obra y palabra. Cambien el Reglamento y dejen de ser un sueño de parlamentarismo. Trabajen por y para el pueblo que les eligió. Defiendan los derechos sociales y la libertad. Dejen de buscar los informes en google. ¡Trabajen!
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