Se creen señores feudales
by
Pau Miserachs
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dissabte, 16 de juny del 2012 /
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cambios históricos,
destinos,
exceso materialista,
ideas,
libertad
Decía Nikolai Berdiaeff que la historia, al igual que la naturaleza, tiene un ritmo, una acompasada sucesión de épocas y de períodos, una alternancia de tipos diversos de cultura, de flujo y de reflujo, de encumbramientos y de depresiones. Berdiaeff, en su libro Una nueva edad media. Reflexiones acerca de los destinos de Rusia y Europa que publicó en 1924, expulsado de la URSS, ya decía que había nacido una nueva Edad Media. El cambio de épocas, según él, no se hace sin trastornos y catástrofes, naufragio de civilizaciones. Igual que se derrumbó el mundo antiguo, se derrumbó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es una época de transición del racionalismo al irracionalismo y al obscurantismo. Las ideas adoptadas por los que se llamaron avanzados y amigos del progreso han envejecido, han perdido su significado revolucionario para el mundo actual. En el nuevo mundo que está emergiendo ya no será posible recurrir a las viejas acepciones. Ninguna revolución ha librado a los intelectuales de discutir sobre las ideas reaccionarias y las de progreso. A cada cambio histórico, han seguido nuevas nociones. Llegó a ser reaccionario en el mundo cristiano, dice Berdiaeff, defender la civilización y la cultura antiguas. Es, pues, reaccionario querer retroceder a un pasado de antiguos principios y tinieblas, pues no se vuelve a lo que en el pasado hay de temporal; son los principios que hicieron descomponerse el pasado. Se ha descompuesto también el mundo anterior a la Segunda Guerra Mundial, como ahora se está descomponiendo el mundo de los bloques y de la Guerra Fría. Pero estaremos de acuerdo en que nada es obra del azar. La experiencia de la libertad se abre ahora paso frente a los nuevos señores feudales, los mercados y los políticos que les sirven, que quieren hacernos regresar a los tiempos antiguos del administrado y el dócil servidor sin derecho a opinar y que sólo vive para trabajar y llenar las arcas de su señor: hoy el Estado, en una época sin religión ni creencias, sin fe en nada. Pero en un mundo que tiene a Bruce Springsteen, a Madonna, a John Lennon y a Shakira, los criterios filosóficos del Che Guevara, el ejemplo de Adenauer i de De Gasperi, Gandhi, Obama i Aung San Suu Kyi, las encíclicas de Juan XXIII y Pablo VI. El futuro es, pues, la descomposición de una sociedad corrompida por el exceso materialista, para crear un nuevo derecho y unas nuevas constituciones que alberguen la lucha de intereses opuestos, la competencia y la necesaria solidaridad entre los desfavorecidos. En esta nueva sociedad, no caben los señores feudales, aunque los dirigentes políticos conservadores se crean que son los elegidos para marcar el camino de la contención de las quejas sociales y las reglas de supervivencia en una sociedad que quieren dominada por una casta y al servicio de una oligarquía financiera.
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