Calla y no retruques
by
Pau Miserachs
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dissabte, 11 de febrer del 2012 /
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confidencial,
ignorancia,
libertad,
verdad
Avanzan las actuaciones judiciales en el caso Noos y parece que ya se sabe, o al menos es lo que ha trascendido a la prensa, que ha habido traspaso de fondos públicos y de mucho dinero, obtenido de entidades y empresas de relieve, a sociedades mercantiles a través de una fundación benéfica, con destino final a paraísos fiscales, pasando por Suiza. Aún no sabemos quiénes son los beneficiarios físicos de todos los dineros evadidos de la hacienda española. En su día se sabrá casi todo cuando se haga un juicio público. Nadie cree en la ignorancia de la Casa Real de lo ocurrido, digan lo que digan. La real ignorancia tampoco se cree en Alemania, en ocasión de la tentativa de golpe de Estado del 23 F. Der Spiegel publicó hace unos días documentos desclasificados de su antiguo embajador en España que parecen confirmar un informe confidencial a su gobierno, según el cual el joven Rey de España no veía con total disgusto a los golpistas, para los que mostró comprensión, y apreciaba en aquel 1981 un desorden conflictivo. No apreció nada malo, al parecer, en el momento de tomar posesión como rey, tras el fallecimiento del dictador que le designó sucesor a ese título, en 1975. Hoy, nos preguntamos cómo ha sido posible que un yerno del Rey que, por decisión real, reside actualmente en Washington, haya conseguido el empleo que tiene en la compañía telefónica española, con un sustancioso sueldo y una residencia de emperador, y su esposa, hija del Rey, el empleo que tiene en una institución de ahorro catalana, desde antes de casarse. Nadie se cree que tales cargos los hayan alcanzado por méritos propios. Alguna llamada tiene que haber habido, un secreto que nadie nos querrá contar. Así pues, la Casa Real tiene secretos. A pesar de lo que dijo el Rey en su discurso de final de año, no todos, pues, somos iguales, como ha dicho la portavoz del Consejo General del Poder Judicial hablando del trato a los imputados. Algo quiebra en una sociedad de libertades cuando se admite oficialmente la desigualdad, después de los dos juicios contra el Juez Garzón que hemos seguido en televisión. Ya son demasiados ejemplos de las contradicciones que observamos en las altas esferas institucionales. Pero, como decía la gente en los pueblos antes de que la televisión permitiera ver lo que pasaba más allá de las fronteras, hay mucho que callar, sobre todo quien sirve. Pues la libertad y la verdad, al parecer, por lo que unos y otros dicen, verdad y libertad de informar ni son de los que sirven ni de los informadores.
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