Franco no resucitará pero la delincuencia, sí
by
Pau Miserachs
/
divendres, 13 d’abril del 2012 /
Posted in
atracos,
código Penal,
reformas,
robos
Está muy claro que Franco no resucitará. Pero sus cachorros siguen en la escena. Y ahí está el peligro real. No resucitará aunque los de Intereconomía nos quieran poner mal el estómago y el pensamiento con sus programas. Que Franco no resucitará también lo dijo el actual rey Juan Carlos I de Borbón y Borbón. Estos cachorros, ahora en el poder, se creen los testigos e interpretes de la historia. El ministro de Interior ya se ha apresurado a anunciar reformas del Código Penal endureciendo las penas para los aprendices de revolucionarios y los profesionales de la violencia callejera. Pero ni el ministro del Interior ni el de Justicia ni los Jueces parecen dispuestos a acabar con los robos constantes y continuos en los bienes urbanos y los atracos en plena calle a la luz del día. Lo que no aparece en las estadísticas policiales y judiciales no existe. Pero el malestar y enfado de la población ya no se oculta. El robo de cobre en edificios -ahora sin importar a los ladrones el perjuicio y daños que ocasione a los vecinos del inmueble afectado-, el forzar puertas de locales y viviendas para robar bienes en el interior, son actividades habituales, diarias en una ciudad como Barcelona. Los ladrones son los mismos que de día andan husmeando por las calles y colándose en los inmuebles. No son tantos. Pero los servicios policiales parecen incapaces de localizarlos, de pillarlos con las manos en la masa. Sus furgonetas que no pasaron la ITV no son interceptadas. Que no ponga el Gobierno como excusa a los de la violencia callejera, exista o no, para cubrirse frente a la ciudadanía por su dejadez y mal trabajo policial y judicial en la persecución del delito que más afecta a los sufridos ciudadanos: el robo. No intensifiquen la represión y las políticas criminales contra los indignados violentos, devaluando los derechos de los ciudadanos y las políticas sociales, actuando con visible dejadez y falta de profesionalidad ante la delincuencia común. Si hay violentos es porque falla la justicia social. Pero si hay ladrones y atracadores es porque falla lo que nunca debió fallar: la seguridad ciudadana y la educación de los individuos. Preocúpense más los gobernantes de proteger y defender los derechos de la persona humana, a la que deberían servir en lugar de parapetarse detrás de sus cargos los políticos, secuestrando la democracia y permitiendo que unos cuantos forajidos e inmigrantes desaprensivos, habituados a la delincuencia, nos la hagan inservible. Suspendan, si necesario fuere, el Tratado de Schengen para restablecer la libertad, la ley y el orden en los núcleos urbanos pero absténgase de querer imponer un partido único o actuar con un proyecto de gobierno autoritario. Y es que la delincuencia, con o sin libertad, siempre ha existido y renace con mayor vigor cuando la sociedad vive confiada y los servicios públicos bajan la guardia por no existir planificación ni organización frente al delito organizado, cuando los gobiernos de los países de origen de los delincuentes se lavan las manos y no cooperan en la prevención del delito en las sociedades receptoras de tal falsa emigración. Los vecinos de los barrios de la Sagrada Familia y Grassot de Barcelona pueden dar clara prueba de cuanto aquí se ha dicho. Queda muco por hacer. Pero cualquier política que se quiera emprender no puede ser precipitada ni de circunstancias del momento. Ahora, la delincuencia es un problema estructural de la nueva sociedad no catalana que vive y roba en Cataluña.
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada